¿De dónde vienes?

¿Qué es lo que te trae por aquí?

Preguntas que habitualmente, entre la curiosidad y el asombro, me hace todo tipo de personas en Alemania, donde ya he pasado muchos más años que en mi país.
La cosa se complica cuando sale a relucir el tema de la patria y de las raíces.

Probablemente me ha convertido la música, el canto —óperas y conciertos aquí y allí— en ciudadana del mundo! Sí, una auténtica artista errante que tiene su corazón repartido

> entre la vieja, hermosa y acogedora “Bergstrasse” —algo así como la “ruta de las montañas”—, allí mismo donde, por su paisaje y su clima mediterraneo, Goethe decía que empezaba Italia… y en donde vi crecer a mi hijo… 

> entre ese país increíble que es Brasil, tierra de mi marido y en la que por un capricho del destino poco faltó para que naciera yo, un caleidoscopio inmenso de fascinantes colores y culturas…

> y —last but not least— esa esquina atlántica donde me crié, a “cidade de cristal”, a la que he vuelto ultimamente para cantar allí por primera vez y para escuchar el sonido del mar más bonito del mundo.

Por eso la música de estos tres países ocupa un puesto de honor en mi repertorio de concierto y hace que me sienta como una especie de embajadora musical que ofrece al público la oportunidad de disfrutar piezas poco habituales en un programa de lied.