La música… la naturaleza…

¿El lied?… ¿Un árbol?…

El tilo como motivo romántico, centro alrededor del cual se reunían los habitantes de los pueblos germánicos para celebrar la primavera, para bailar, o simplemente para encontrarse, como aún lo hacen hoy grupos de jóvenes bulliciosos durante las fiestas de verano.

El tilo que inspiró al romántico Wilhelm Müller uno de sus más famosos poemas… convertidos en música por Franz Schubert: el nº 5 de su “Viaje de invierno”.

“Am Brunnen vor dem Tore / da steht ein Lindenbaum …”
“Afuera junto a la fuente hay un tilo…”

El tilo… que exhala su aroma inconfundible y casi indescriptible, a no ser cuando se escuchan, en ciertos momentos o en privilegiadas circunstancias, los agitados acordes de Schubert y su sencilla melodía que brotan del alma del pueblo, así como los versos de Rückert puestos en música por Gustav Mahler, música llena de aromas, de florecillas diminutas que encierran el milagro de la primavera.

Allí, en medio de la plaza, en el centro mismo de “nuestro” pueblo, lo vemos transformarse a lo largo de las estaciones, a veces cargado de nieve, a veces como lugar de juego de ardillas, mirlos, palomas, estorninos, urracas, carboneros y gorriones, a veces florido y en todo su esplendor dando sombra a algunos ancianos que allí descansan…
y embriagando el aire con su intenso perfume.

Hace años que ese hermoso y viejo tilo de la foto forma parte de nuestra vida en un pequeño pueblo de la región denominada Bergstrasse, a pocos kilómetros de Heidelberg… ciudad símbolo del romanticismo alemán, centro cultural y universitario en donde han vivido, estudiado y actuado figuras de renombre de las artes y de la cultura europea —grandes artistas, poetas, compositores, filósofos, científicos, como Goethe, Heine, Hölderlin, Eichendorff, Brahms, Schumann etc.— y en donde inicié mi carrera operística como soprano en una simpática producción del Don Giovanni… en alemán.

El tilo… el lied… la ópera…

han acompañado años esenciales de mi vida —y siguen acompañándome— en la búsqueda de lo esencial en el canto: que el público se olvide de mi voz y entre de lleno en ese mágico universo musical que puede encerrarlo todo en una escena, en una frase o simplemente en un compás… como ocurre en una de mis canciones preferidas, “Ich atmet´ einen linden Duft” [Aspiraba un aroma de tilo] de Gustav Mahler … que estáis escuchando en estes momentos: una grabación live del Festival Galicia Classics, hecha en Lugo el 14.04.2011, con Maximino Zumalave al piano.

Comments